Los orígenes de la vida religiosa en Montserrat se remontan a finales del siglo IX. Desde entonces, siempre ha existido actividad religiosa en este lugar. La cronología durante los primeros siglos de su historia es bastante incierta. Fue priorato hasta 1409, año en el que el papa Benito XIII lo elevó a la categoría de abadía, estatus que ha mantenido hasta hoy. Convertido en lugar de culto y peregrinación de fieles de todo el mundo, Montserrat es uno de los símbolos más importantes de Catalunya.

Desde los inicios del escultismo y el guidismo catalán, se ha establecido una estrecha vinculación con el Monasterio, llegando incluso a crearse un grupo scout que durante muchos años ofreció sus servicios en la abadía. Muestra de ello son los objetos con motivos scouts que se pueden observar en diferentes lugares tanto de la basílica como de su entorno.

La voluntad de acogida de la comunidad benedictina de Montserrat ha sido siempre muy clara, no sólo con los scouts y las guías, sino con peregrinos, asociaciones y entidades que, en un momento u otro, han buscado refugio y recogimiento en el monasterio y su entorno.

El Santuario ofrece la posibilidad de participar en algunas de las celebraciones, ya sea como servicio de orden o bien participando más activamente en la preparación y celebración propiamente dichas. Por otra parte, también ofrece el acompañamiento y revisión de la experiencia de un monje, profundizando en su vida monástica.